El niño

Por Francisco A. Avila


Escribir sobre mi no es tarea fácil. Y no porque mi vida tenga algo extraordinariamente increíble que contar. O sea una historia con un grado de aburrimiento superior a lo conocido. Más bien es el hecho de que en realidad me conozca bastante bien, y tenga miedo de compartir quien realmente soy en estas líneas. Sin embargo, intentaré realizar una descripción honesta.

Empezaré por decir que soy un hombre con una personalidad en continua construcción, hay rasgos de ella que se definen claramente, uno de ellos, del que hablaré es el de un niño. Aún no pierdo la capacidad de asombro, aunque debo reconocer que a veces siento que ya no esta conmigo, cosa que es inevitable en una sociedad en la que la tele y los medios en general se encargan de aniquilarla poco a poco. Talvez por eso me encanten las historias fantásticas, vivir en esos mundos llenos de magia, a través de los libros o del cine, es algo que llena mi vida, que me relaja, me hace viajar, que me hace simplemente un poco más feliz.


El niño en mí es el que aún cree en el amor, en ese amor de los cuentos de hadas, en un amor limpio y puro donde se ama hasta la muerte; un amor que todo lo puede y todo lo supera. El niño me dice que no hay que perder la esperanza cuando la soledad se vuelve mi enemiga, me dice que siempre habrá un mejor mañana y que mi alma gemela esta ahí, esperando por mí.


Todavía soy un niño porque me niego a dejar el seno familiar, el cordón umbilical se ha convertido en cadena, y no soy sólo yo, mis madres también se niegan a dejarme crecer del todo. A veces creo que seré el típico solteron que vive con su madre hasta que alguno de los dos muere, uno viendo por el otro.


Sin embargo, igual que la capacidad de asombro, el niño de igual forma esta siendo aniquilado, poco a poco, paso a paso, esta dejando de existir. Talvez por eso escriba de él en primer lugar. Con el niño coexisten otros rasgos, otros matices que ayudarían a describir mejor a Frank, pero el espacio se acaba. Ya habrá oportunidad de desnudarme por completo, si algún día las musas y el valor para contarme a mi mismo quien soy llegan.

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