ATEMPORAL

Por Beck


Te amé durante la guerra, en los campos de concentración, también cuando fuimos esclavos y lograba mirarte en la madrugada mientras descansábamos del trabajo que nos imponían los blancos. Te amé en el romanticismo con intensos poemas y dramáticas pinturas. Te amé en el baño de una estación de tren rumbo a Madrid. Te amé en un jardín de niños, también en lo más profundo de océano mientras el abismo nos devoraba.
Te amé en la casa de tu primo mientras él tocaba el violín y nos explicaba en francés las cuestiones de la revolución. Te amé en la inquisición, te amaré si no hay océanos. Te amé bajo el cielo de Florencia, te amaré no importa el tiempo y el espacio. Sé que lo he hecho, estoy segura de que lo seguiré haciendo.
Te amé en mi otra vida de trapecista, te amaré de nuevo en tu cuarto oscuro. Porque eres los hombres de mi vida; los de mis vidas entrecruzadas, el de mi infancia, el primero, los futuros, los ridículos, los pasionales, los dolorosos, los trágicos, los tímidos, el único, el todo, el último. El que por difícil que sean los tiempos me sabrá amar.

1 comentarios:

Francisco A. Avila dijo...

Después de la muerte sólo queda el alma, un alma viajera que inevitablemente va unida a otras. Qué bello sería poder reencontrate con el verdadero amor en cada vida, y dolerte con cada adios que uno sabe será un hasta luego.

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